Raquel Lía Chan es una figura destacada en el mundo de la ciencia, una renombrada especialista en biotecnología vegetal cuyo trabajo la convirtió en una de las científicas más sobresalientes de América Latina. Su dedicación y contribuciones en el campo de la agrobiotecnología dejaron una huella indeleble en la comunidad científica y la industria agrícola.
Nacida en Buenos Aires, Raquel enfrentó desafíos significativos en su vida desde una edad temprana. En 1976, debido a la difícil situación política en Argentina y la desaparición de uno de sus compañeros de escuela, tuvo que abandonar su educación secundaria y partir hacia Uruguay en busca de seguridad. Este momento oscuro en su vida marcó el comienzo de un viaje que la llevaría a diferentes partes del mundo.
Después de su paso por Uruguay, Raquel Lía Chan se trasladó a Israel, donde comenzó una nueva etapa en su vida. Estudió bioquímica en la Universidad Hebrea de Jerusalén, lo que marcó el inicio de su carrera en la ciencia. Con la restauración de la democracia en Argentina, pudo regresar a su país natal.
En 1988, obtuvo su doctorado en la Universidad Nacional de Rosario y continuó su formación en Francia durante cuatro años, especializándose en biología molecular. En 1993, se unió al Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, un centro de investigación reconocido en Argentina.
Uno de los temas centrales de su investigación fue la regulación de la expresión génica en organismos fotosintéticos. Su trabajo en biología molecular abrió nuevas puertas para la comprensión de cómo las plantas se adaptan a condiciones desfavorables, un campo fundamental para la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible.
Chan no solo es una científica prolífica sino también una educadora apasionada. Ocupando el cargo de profesora titular en la Universidad Nacional del Litoral, guió y a numerosos becarios, compartiendo su conocimiento y pasión por la investigación. Además, ocupó la dirección del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), desempeñando un papel crucial en la promoción de la investigación científica en su región.
Uno de los logros más destacados de Raquel Chan se produjo hace más de 20 años cuando, liderando un grupo de investigadores en el IAL, descubrió un gen en el girasol que activa una respuesta en las plantas cuando sufren escasez de agua. Esta investigación llevó al desarrollo de trigo genéticamente modificado que mostró un aumento significativo en el rendimiento, hasta un 42%, en áreas de cultivo. Además, se logró la aprobación de la harina de trigo HB4 para consumo humano en Brasil, lo que abrió puertas para la expansión de esta tecnología en otros países, incluyendo la soja en China.
El trabajo de ella tiene un alcance internacional y el potencial de transformar la alimentación mundial al permitir que más países adopten harina de trigo y soja resistentes a condiciones adversas.
Por su excepcional contribución a la ciencia, Raquel Lía Chan fue reconocida con numerosos premios y distinciones a lo largo de su carrera, incluyendo los prestigiosos Premios Konex y el reconocimiento de la Fundación Bunge y Born. Además, en 2020 fue incorporada a la Academia Nacional de Ciencias y es miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Santa Fe. Ha coautorado más de 100 publicaciones internacionales y contribuyó con nueve patentes que fueron transferidas a empresas biotecnológicas.
A pesar de sus numerosos logros, Raquel Chan es una científica humilde que prefiere mantenerse alejada de la atención mediática. Su pasión por la investigación y su compromiso con el avance de la ciencia son evidentes en su dedicación constante a su trabajo, que comienza temprano en la mañana y continúa hasta la noche. Su amor por la agrobiotecnología y su determinación la convirtió en un referente en América Latina y una candidata potencial para futuros Premios Nobel. Su historia es un testimonio de perseverancia y excelencia en la ciencia, y su legado perdurará en el mundo de la investigación agrícola y la biotecnología vegetal.
Raquel Chan y su colaboración con el Grupo Bioceres
El Grupo Bioceres se describe como una plataforma de ciencias de la vida dedicada a la preservación del planeta y el mejoramiento de la vida humana. Cuenta con el apoyo del Grupo Insud, fundado por Hugo Sigman. Junto con ellos, la famosa bioquímica argentina investigó cómo hacen las plantas para adaptarse al ambiente.
“En 2004 descubrieron el gen HB4, que es el que le permite al girasol ser más tolerante al estrés hídrico, y tras años de estudio, pruebas en laboratorio y a campo lograron trasladarlo a otros cultivos, como el trigo y la soja, para aumentar su tolerancia a la sequía”, informan desde la cuenta de X del Grupo.
“Esto fue revolucionario porque demostró que la producción de un cultivo podría no depender enteramente del clima. Su aporte puede ayudar a solucionar la seguridad alimentaria en el mundo, uno de los mayores problemas que enfrenta la producción de alimentos hoy”.