Mientras que todas las plataformas de streaming están haciendo una apuesta súper fuerte de producción argentina, no hay dudas de que Netflix está llevando la delantera, aprovechando la picardía y lo mejor del humor local. Como el caso de División Palermo.
Creada por Santiago Korovsky –quien a su vez interpreta al protagonista de la historia, Felipe– esta producción de 8 episodios –y que ya fue renovada para una segunda temporada– tiene como trama principal la iniciativa de Carolina Pozzo, ministra de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, para conformar una “fuerza de prevención y orientación” , es decir, un “cuerpo civil no armado integrado por gente como común” que acompañe a los ciudadanos en tareas no urgentes, pero sí importantes de su día a día.
Para quienes fueron fanáticos de Brooklyn Nine-Nine, División Palermo les va a resultar familiar porque, más allá del concepto de la inclusividad, la dinámica es realmente muy parecida. Además suma el humor con ADN argentino, así como las claves de lo bizarro y lo políticamente incorrecto, que te hacen reír a carcajadas.
Esta sátira tuvo un muy buen arranque además de recibir excelentes críticas de los medios y de usuarios en las redes sociales. Después del fin de semana, con el impulso de los feriados de Carnaval, se ubicó en el primer puesto del Top 10 que Netflix comparte en su catálogo.
La serie, que cuenta con capítulos de media hora –algunos incluso más cortos–, satiriza sobre los organismos gubernamentales y cómo apuestan por la inclusión de manera forzada y torpe. Ante eso, se anima a jugar al ridículo y hace humor con absolutamente todo lo que se le antoje.
En primer lugar, con la génesis de una absurda patrulla urbana conformada adrede con minorías para limpiar la imagen de la fuerza policial.
En los últimos años, Argentina ha liderado las producciones en el streaming. Hace solo exactamente un año se estrenaba Porno y helado (Amazon Prime Video), una divertidísima comedia protagonizada por tres amigos que buscaban formar en tiempo récord su banda de rock sin saber tocar ni cantar.
Tanto en esa producción como en División Palermo se observa no solo un nivel de profesionalismo evidente, sino fundamentalmente una aspiración a estar siempre un paso adelante del resto.
En esta ocasión, la serie creada por Korovsky logra su propósito porque desnuda a una sociedad híper sensible que, de un momento a otro, prefirió cubrirse bajo el manto de lo políticamente correcto, perdiendo así toda noción de lo falible y, por consecuencia, de lo humano.
