Refranes argentinos: cuáles es el origen de los más populares

Argentina es famosa por sus mil refranes y dichos, que siempre vienen bien en cualquier situación.
refranes

Sin dudas que una de las cualidades que tienen los argentinos es que siempre hay algunos refranes que tienen para decir en cualquier tipo de situación. No importa que tan incómoda sea la ocasión, las frases aparecen a modo de salvavidas para poder levantarla y que no resulte tan pesada de transitar. Ni hablar que siempre termina sacando alguna que otra risa de algún desconocido.

En consecuencia, y debido a que los refranes generan intrigan, son miles los que se preguntan cuál es el origen de estas oraciones tan particulares y que tanto significado tienen. Si bien no hay un origen en general para todas, las más conocidas vinieron de la época de migración Europa, a comienzos del siglo XX.

Algunos refranes hacen referencia a la forma en la que se vivía en los buques de aquellas épocas, o las pésimas condiciones de vida que circundaba en las ciudades italianas producto de hambrunas y guerras. Una vez que arribaron al país se fueron modificando hasta que resultaron en las frases que se dicen actualmente en las calles argentinas.

En este artículo se exploran de dónde surgen los refranes más conocidos de Argentina, qué es lo que significa cada uno de ellos y la forma en la que se manifiestan en la actualidad. Si bien hay miles y cada uno tiene un significado diferente, lo cierto es que las más conocidas son las siguientes.

DE DÓNDE SURGEN LOS REFRANES MÁS CONOCIDOS Y QUÉ SIGNIFICAN

1.  “Más vale tarde que nunca”: sin dudas, una de los refranes que no pasa de moda. A diferencia de lo que uno cree, esta tiene 24 siglos de edad y fue inventada en la Antigua Grecia por el filósofo Diógenes. En aquella época, en donde las condiciones de vida eran muy hostiles, era difícil que las personas llegasen a la vejez. En consecuencia, el experto en filosofía un día pronunció esa frase haciendo referencia a que las cosas hay que hacerlas en vida, para que no quedarse con las ganas de nada. La realidad es que la misma hacía referencia a que nunca era tarde para aprender en la vida, por lo que todas las edades eran ideales para adquirir conocimiento. Muchas personas consideraron que fue muy propicia, y continuó diciéndose hasta el día de hoy.

2.  “Salvado por la campana”: este es uno de los refranes cuyo origen no es tan agradable. Lo cierto es que en la época de la Edad Media las personas apenas se morían se enterraban. Eso generó que miles eran enterrados con vida, ya que las señales de defunción eran confundidas con las de un simple desmayo. Debido a que la problemática escaló a niveles inconcebibles, se empezaron a sepultar a las personas con una cuerda que daba a una campana. En caso de que la persona reviva dentro del cajón, debía tocar la campana para ser salvado, y así fue cómo surgió el dicho.

3.  “Quién se fue a Sevilla, se fue a su silla”: este es una de los refranes que proviene de una disputa, por la posesión del Arzobispado de Sevilla, entre dos curas principales: un tío y su sobrino. Ambos tenían todas las chances de obtener el gran cargo, y estuvieron muchos meses en riña a ver quién era el que estaba más apto para el mismo. Luego de una larga disputa, el tío decidió irse a Santiago de Compostela para adquirir un poco más de conocimiento, pero fue durante este viaje en el que su sobrino le ocupó el rol. De allí que cuando una persona se va de su lugar, otra tiene el lugar de tomarlo y no puede decirse nada al respecto.

4.  “El que quiere celeste, que le cueste”: durante el Renacimiento – que por cierto, fue una época en donde surgieron muchos refranes – a los pintores les costaba mucho obtener el color azul. Debido a que el arte había obtenido otro valor, ya que el hombre pasó a ocupar el centro de la vida, espacio en donde antes estaba Dios, era primordial poder encontrar los colores lindos y vibrantes. El azul solo se conseguía de la piedra lapislázuli, la cual era traída directamente desde Oriente, en expediciones que le costaba la vida a miles de soldados. Es por eso que era muy costosa, y de ahí el origen de la frase, ya que no solo refería a la vida que se arriesgaban los soldados, sino al valor económico que tenía ese color.

5.  “El martes no te cases ni te embarques”: este es uno de los refranes que se remonta a la época de los antiguos romanos, quienes habían dedicado ese día a Marte, Deidad de la Guerra, quien brindaba protección a los ejércitos, pero influía en asuntos relacionados con la vida cotidiana, por lo cual se recomendaba evitar cerrar tratos, establecer nuevas relaciones comerciales, iniciar viajes (principalmente por motivos comerciales) y, por supuesto, contraer matrimonio. Es importante señalar que muchos de los matrimonios de esa época podrían haber sido resultado de consideraciones de intereses o acuerdos comerciales entre familias. Hay otros dichos que involucran al segundo día de la semana, entre ellos: “En 13 y martes ni te comprometas ni inicies viajes ni salgas de casa”, “Martes, ni te comprometas ni inicies viajes, ni te alejes de tu familia”, “Para alguien con mala suerte, todos los días son martes”, “Cada martes tiene su domingo”.

6.  “En boca cerrada no entran moscas”: Felipe IV de España (1600­-1658), quien a su vez era Felipe II de Alemania, sufría de una afección llamada “maloclusión”. Se trata de una desalineación entre el maxilar y la mandíbula que le impedía el correcto encaje de la boca al cerrarla, lo que le causaba dificultades al hablar y al comer, y que, por sobre todas las cosas, lo obligaba a mantener su boca entreabierta de manera continua. Este padecimiento, frecuente entre los miembros de la monarquía, era de carácter hereditario y se incrementaba en virtud de los cruces endogámicos con familiares pertenecientes a la misma dinastía. Cuenta la leyenda que en un viaje del monarca a Toledo un caballero del lugar se dirigió respetuosamente al rey y le dijo: “Cerrad la boca, majestad, que las moscas de este reino son traviesas”. Sin dudas, uno de los refranes más cómicos.

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